29.12.09

Toda esta tragi-histeria debería tener fin

En contraposición a lo que podría pensarse al leer el título no tengo ninguna intención de escribir nada de tinte filosófico, de hecho, casi todo lo contrario. Lo que me trae a escribir acá es un hecho completamente cotidiano...

Y sí, creo que tengo un problema de adaptación a la vida en sociedad. ¿Soy yo la equivocada o la sociedad está mal hecha? Obviamente, yo me inclino por la segunda, pero por una cuestión bastante obvia... Si la sociedad fuera como a mí me gustaría, sería muy, pero muy autista distinta.

"¿A qué se debe este texto tan pelotudo?" se puede preguntar el que lo lea. Es que viajar dos veces en colectivo hoy (ida y vuelta de tenis) me hizo darme cuenta, y casi preocuparme por el hecho de que vivo como si estuviera sola en este mundo y a las demás personas (que no sé qué se meten en mi vida) parece molestarle...

Veamos: si no estoy siendo acompañada por una persona de mi interés (llámese chico que me gusta, mis amigas, mi vieja, etc, etc) se puede concluir que estoy sola. Claro, estoy sola, por lo tanto actúo como si lo estuviera. ¿Qué tiene de malo eso?

NO SÉ

Pero la sociedad se empeña en demostrarme que tengo que observarlos todo el tiempo, como si no tuviera el riesgo de padecer vómitos o cefalea.
Esta mañana me subí al 141 y sabía que iba a tener un viaje de aproximadamente media hora. Encontré un asiento libre adelante, en la tercer fila... Algo me decía que no me tenía que sentar ahí, debía ser la experiencia. A mi alrededor todo parecía ser cuchicheos de "personas mayores", quejas, y calor, calor a las nueve de la mañana, calor.
Realmente no tengo idea como pasaron las cosas, porque yo estaba pensando en... cosas. Siempre estoy en otro mundo, volando por ahí, disfrutando del escaso vientito que entra por la ventanilla, canturreando en voz baja o pensando nuevas cosas que puedo escribir. Y de repente, miro para atrás en la típica actitud inconciente del que busca la solución a su bloqueo imaginativo en rotar el cuello y veo al colectivo colmado, llenísimo (pero, ¿cómo? si cuando yo me subí no había tanta gente...), en fin, en la clásica actitud de "aquí no hay nada" vuelvo al mirar al frente... Justo para presenciar como la vieja esa que estaba sentada adelante mío (de la que había reparado antes, ya que antes tenía todo adelante para ver por el vidrio grande y en un momento llegó y se sentó y me tapó todo, todo), decía, justo para presenciar el momento en el que se paraba y decía mientras me miraba (¡me miraba!) "Cómo acá los jóvenes no hacen nada por los mayores, no le dan el asiento ni nada, yo tampoco voy a hacer nada por ellos" y me sonrió cínicamente mientras la mujer de al lado asentía y me miraba con curiosidad.

¿QUÉ?

Lo peor, es que como nunca presto atención no sé a qué se referían... Qué habré hecho, o no hecho... Vaya uno a saber... Pero me quedé indignada, si alguien quería un asiento, un puto asiento mágico y veía que yo estaba en la luna, estaba en todo su mágico derecho (sí, como el asiento) de decirme: "¿Me darías el asiento?" entonces yo me hubiera levantado con mi cara de culo tradicional y me hubiera ido al fondo, donde siempre tendría que haber estado. Pero no... prefieren dar lástima... Bueno, está bien. Yo, señora, voy a seguir en la luna, en mi mágico (ajá, mágico, todo mágico hoy) mundo de cristal blindado donde nada más entro yo y la gente que vale la pena (bueno, no todos valen tanto la pena jaja), pero ¿sabe qué? ME VOY A IR AL FONDO, ASÍ NO ME VE, ¿ENTENDIÓ?
Y a la vuelta... a la vuelta no pasó nada demasiado malo, simplemente que mi paranoia residual de las nueve de la mañana me hizo sentir que ciertas actitudes mías eran reprobadas por el resto...
Me fui al fondo. Bien al fondo, a la fila de atrás, a un costado, ventanilla... Genial... Lástima que llovía.

Y ustedes saben que no hay nada mejor que la lluvia.

Creo que la mujer que estaba al lado mío esperaba que cerrara la ventanilla para no mojarnos. Qué locura. Señora, yo quiero mojarme y la ventanilla es mía. Jajaja. No, en serio... Yo disfruto que me salpiquen las gotitas de lluvia y más si estoy sola. ¿Se acuerdan que estaba sola, no?

DEJÉ LA VENTANILLA ABIERTA

Porque tengo una manera particular de vivir en el mundo cuando estoy sola, lo disfruto. Punto.

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