13.7.11

Sabés que no sé

Si, eso. Lo de anoche no me pegó tanto ni tan mal... supongo que porque me tuviste avisada todo el tiempo y te gastaste en ser responsable conmigo. Sin embargo, no puedo decir que no me frustró no verte.

Pero en cierto modo, mejor. Mejor porque tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasar. No sé, creo que no tenía nada preparado para decirte e iba a ser más onda "cita" que "charla posta". Y... no creo que vos quisieras que fuera eso.

¡Pero me hacés dudar! Qué mierda puedo pensar de los equívocos que me mandás. ¿Qué querés de mí?
No sé, no sé... No quiero hablar más con vos.

Quiero que nos veamos.

9.7.11

Pegó el bajón

Pero no quiero molestar a nadie. Supongo que la gente debe estar cansada de escucharme. O por lo menos yo lo estoy.
Me gustaría tener la mente más abierta, más inventiva, más viajera. Me gustaría ser como Cecy, que recorre campos y se posa sobre grillos, sobre perros que corren salvajes o sobre jóvenes divirtiéndose, haciendo que su tiempo valga.
Me gustaría estar en París, sentada en cuclillas en la entrada de Notre Dame, o tal vez alguna callecita más acogedora, viendo las luces moverse, moverse con mis ideas.
Pero me siento estática.

Y no sólo eso. Me siento... poca cosa, rídicula, pusilánime. Veo a mi existencia como algo patético, a mi amor altruísta como algo fácilmente derrocable, a mi romanticismo y mi poesía como algo descartable. Sin valor.
Ayer le decía a Martu: "Hace tiempo que lo pienso, no dejé ninguna marca en nadie. Nadie tampoco se enamoró de mí".

Y todos estos días intenté poner mi esperanza en él (en vos) como lo hago siempre. Me dije que quizá para él, yo podría significar algo. Podría ser, pero nunca voy a escuchar eso de su parte. Si alguno pudiera escribir un libro sobre lo nuestro, sería yo y no él (y por lo tanto, nunca sabría, nunca voy a saber, a ciencia cierta lo que siente por mí).

Soy como Gil (el protagonista de Midnight in Paris) que sueña con un destino romántico de escritor en la ciudad de las luces, que se ve a sí mismo como alguien que debería ser un bohemio de los años '20 (pero no lo es). Porque así me siento ahora. Mi existencia, vista desde afuera, ¿qué es?
Una chica de 17 años, argentina (nada especial), con dolor de garganta, que se va a Bariloche en un par de días y... que tal vez presuma demasiado.
Y tengo que aceptar que eso soy. No soy una famosa actriz de la época de Oro de Hollywood, no soy un Cortázar perdido en Buenos Aires, no soy Picasso encerrado en el barrio de Montmartre. Soy... un nombre más en facebook.

7.7.11

Ya cuatro años

Y se te extraña gordito...
Nadie va a poder ser como vos.


NELSON ♥

6.7.11

Tenés los ojos más hermosos del mundo

Hipérbola



Entonces me encontraste entre la marea de gente en esta noche perdida.
Pensé que nunca más volvería a suceder, digo... vos, yo y la noche.

Hacía tiempo que todo venía siendo igual, un ocaso tras otro, un antro, un bar, tal vez bailar, tal vez beber, tal vez fumar. Todo parecía haberse resumido a lo mismo, a esa inconsciencia aturdida, a esa lobotomía que todo tenía que ver con vos. Quisiste matarme con tu indiferencia y sólo lograste volverme loca.

Pero todos sabíamos que vos seguías perdido, caminando en la noche y en las callecitas angostas entre plaza y plaza, librado a la nada de tu cabeza plagada de todo ese dolor del que nunca te habías sabido liberar. Me necesitabas.
O tal vez no, tal vez nunca llegarías a necesitarme, pero me llamaste y te supe escuchar.
Insisto, había pasado mucho tiempo, ¿no?

Esa noche lucía cerrada. El dolor de cabeza nos oprimía a todos, el humo nos intoxicaba de a poco, y te vi otra vez.
Me viste, y te levantaste. Sentiste el roce de tu cuerpo y el mío una vez más y te diste cuenta que yo siempre había estado allí, pegada a tu pecho, sintiendo cada fatigado latido de tu corazón.

Pero,
risas y cigarros, todo pasó como si nada. Te quedaste pensando, me fui obstinada.

Sin embargo, las cosas nunca se terminan ahí nomás con vos. Todo sigue, se prostituye, se cansa, le da miedo y se va. Como vos.
Te acercaste entre la niebla y tanteando poco a poco cada pared humedecida de sudor, llegaste a mi cintura y te quedaste un rato más que siempre.
Tomaste mi mano y esperaste, a ver que pasaba. Tus ojos seguían amarillos y tus dientes oxidados.

Y ahí es donde empieza mi laguna.


Nos besamos contra esa pared que se caía a pedazos, tus manos se pasearon incansables por mi contorno, más reales y más etéreas que nunca. Tu lengua se perdió en los recovecos de mi boca, desesperada, buscando más, apretándonos contra la barrera que nos tenía separados desde hacía años. Sentiste mis manos caer al vacío y llevarse con ellas a tu cuello, a la parte más baja de tu cabeza, de tu cabello. Nos encontramos sólos y desesperados y juntos y apacibles otra vez.

5.7.11

No quiero ganar, ahora eso que más da

No puedo creer todavía lo que pasó. No caigo.

Y lo peor, todavía no siento nada. Sé que todo está ahí, reprimido por mi cabeza que dice: "No te ilusiones, no te precipites, no hagas cagadas", pero no lo puedo soltar.
Tengo algunas imágenes pero no me animo a reconstruir en mi cabeza todas las escenas. Solamente hay un cuadro perdido en mi cabeza de tus labios rosas acercándose a mi boca por segunda vez y yo sabía que eso tenía que ser así, que siempre tendría que haber sido así. Tu boca con mi boca, juntas. En ese momento no sentí que fuera una circunstancia especial, sólo que era lo lógico, lo que debía pasar.

Como si estuviéramos condenados a estar juntos a pesar de todo.
Aunque hayan pasado casi dos años desde la última vez.

3.7.11

Deprimente

Estos días vienen siendo una verdadera mierda. Estoy depresiva. No, no estoy deprimida, estoy depresiva...
Y no es que no estoy de vacaciones y eso está bárbaro, no... lo que pasa es que no puedo dejar de pensar en el ridículo, en el rechazo, en el odio que siento y que sienten por mí.

Parece que salir al mundo me cuesta caro, que nadie me aprecia, todo lo contrario. Que no encajo.
Y no me estoy haciendo la especial, ojalá. Hoy me pegaron bastante feo.

Y para colmo anoche te escribí una declaración de principios larguísima que tengo guardada por ahí. Muy digna creo, pero no me atrevo a publicarla ni a mencionármela en voz alta, tengo mucho miedo que se vuelva en mi contra. No  me contestaste los últimos mensajes, y... aunque algo me dice que te quedaste sin crédito, no puedo evitar pensar en la palabra rechazo, que tanto te define cuando hablamos de nosotros. Esa sensación (y más que una sensación, un definitivo hecho) que me dejás. Y duele.

Mi vos/yo es hermoso, pero duele.
Y ahí está el sentido.

Pero no importa, no quiero ponerme romántica. No tiene sentido, después de todo, vos también debés haberte reído de mí... Y él también. Todos.

Y la verdad, ahora estoy optando por aislarme.

Entradas populares