Miren, se las voy a hacer corta, esto deriva de un razonamiento que vengo teniendo desde que nací y hoy volvió a mí porque me caí del colectivo y me rompí el pantalón nuevo de Fiorucci que, encima, me quedaba bien.Y me la banqué hasta que llegué a mi casa. Pero adentro me largué a llorar como una magdalena, por el pantalón. ¡Qué mierda! No me asusté por mí, me deprimí porque era nuevo y me quedaba bien, y nunca, nunca más voy a volver a encontrar uno igual, y aunque lo encuentre, no va a ser lo mismo.
Y nada, eso derivó en miles de pensamientos sobre mi egoísmo, mi materialismo y esas cosas, que en realidad no son tal. Porque soy una mina muy sensible, lo que pasa es que me sensibilizan otras cosas. Hoy lloré por un pantalón.
Yo sé que parece estúpido y no se entiende muy bien. Y sé que suena cruel que diga que soy capaz de terminar una amistad si mi amigo me rompe o me pierde algún objeto de mi pertenencia. Ya lo sé. Pero es así, y soy así desde que la invasiva de mi prima me visitó por primera vez a Rosario y terminé con varios juguetes menos, y la intimidad violada. Sí, sí, es un trauma, definitivamente.
Como sea, eso me llevó a pensar en los pecados capitales. "Avaricia" pensé de una, y bueno... la otra que tengo que admitir sí o sí "Soberbia". Y dije: "voy a hacer una tabla con los porcentajes de los pecados capitales en mi personalidad" (es algo que ya hice en varias oportunidades tiempo atrás, ya dije que es un tema recurrente en mi vida).
Y ya vamos llegando. Porque después dije: "Ne, seguro internet tiene una solución más efectiva para eso" Y me bajé un test buenísimo.
http://www.psicolink.com/grieta/testodromo/pecados/pecadoscapitalesitio.swf
El test primero te pide que selecciones cuatro pecados.
Los dos primeros, tienen que ser de esos que sabés que son innegables que tenés, y los dos últimos los que pensás que tenés muy poco o nada.
Y después te larga una conclusión general, en donde te dice lo que significa haber elegido y lo que significa haber rechazado, así como también no haber elegido. Después en la última ventana te cuenta tu caso particular.
ES GENIAL, miren, pruebenlo.
Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética. Milán Kundera
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hice ese test y tuvo demasiada razon x)
ResponderEliminar¿Viste? Es genial
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