23.4.10

Remembering ,,


XIII

Sola en la playa, sola en una fiesta en la que jamás debería haber estado ¿Por qué todo seguía su curso normal? ¿Por qué las olas rompían contra las rocas frente a mis ojos con esa naturalidad digna del viento, digna de todo lo que había perdido? ¿Por qué mi mirada seguía perdida en la playa y mis piernas rendidas en la arena mientras mi mejor amiga coqueteaba con un extraño?
Sentía los músculos agarrotados y el estómago arder mientras en ese vaho de imágenes y sonidos, sonidos y luces que danzaban muy lentamente sobre mi cabeza, veía pasar bailes, caer vidrios, correr sangre. Una tras una se vencían las miradas al alcohol y yo, y yo que estaba tan perdida como para pasar desapercibida, me mareaba en las contoneantes piedras, me perdía en los giros de la luna.
Mi amiga seguía allí, riendo chillona, abrazada, o tal vez tirada, sobre alguien que parecía pretenderla, o tal vez no. O tal vez esa ya no era mi amiga y ella estaba con su novio en el salón. O tal vez sí, lo era, y estaría en problemas si él salía. ¿Quién sabe?
Yo no sabía quienes eran todos ni porque estaban allí ya. Pero tenía claro mi objetivo.
Miré una vez más, abstraída y dejando que el viento con arena entrara en mis ojos sin parpadear, al vaso que estaba en mi mano. Era grande y un poco burdo, así como yo. Un poco burdo. Su superficie describía algunos círculos antes de detenerse a la espera de ellas. Entonces las miré. Eran cuatro, quizá más. Aunque sólo bastaría una. Aunque sólo bastaría una pastilla y dormir. Una pastilla y morir.

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