12.2.10

Lembrando-te

A veces me acuerdo de vos y te extraño. No, no te extraño. No quiero tenerte cerca, no a vos. Es más, siento que no necesito al que eras tampoco, a ese chico bueno del que me enamoré perdidamente, no, porque no existe, es imposible, es como querer conocer a Ron Weasley en vez de a Rupert Grint, no se puede. Vas a ser ese chico tierno y romántico con otra, y vas a ser tremendo hijo de puta para ella también algún día, y ¿sabés qué? Mientras no tenga que verlos, no me van a dar celos, no, nada. No me causas nada si no te veo. Sí, a veces me acuerdo de vos, de algunos besos, de algunos gestos, de algunas cosas que decías; y me gusta. Me gusta porque me gustaban esas cosas y me hacen sentir bien porque me hicieron muy feliz hace unos meses, pero ahora son sepia, incoloras, irreales, son como imágenes de una película que me gustó mucho. A veces también tengo imágenes de Match Point, August Rush u Orgullo y prejuicio, y me causan los mismo. Fue muy lindo, pero no fue real, igual que lo nuestro.
Y si te veo es distinto, y si te veo tengo unos deseos incontrolables de llorar, de llorar al pensar que fue real y ahora te comportás conmigo como tremendo flor de forro. De llorar porque sé que vos me odiás, no me bancás, y me duele, porque jamás voy a entender que pasó. Supongo que simplemente no me querías y te aburriste.
Y eso me da bronca, me pega más en el ego que en el corazón. No tolero, ni entiendo ni voy a entender jamás como te aburriste de mí. Entiendo que no te guste físicamente, le pasa a todos los varones que conozco... pero ¿aburrirte? ¿caerte mal? Imposible, me conocías lo suficiente, no podía caerte mal, además de que jamás lo demostraste. ¿Entonces?
Entonces es sencillo, no fue real, no existió aquí en ningún tiempo, sólo me lo grabaron en la memoria, como en La isla, fin.

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