21.2.10

Correo diario

Joan,
         
         ¡me hizo tan bien escucharte, saber de vos! ¡Me alegro tanto de que estés relajado al fin, con planes y ganas de salir adelante! Todavía me acuerdo cuando pasábamos tardes enteras de parque mirándonos a los ojos y riéndonos de las puras ganas de reírnos solamente. Y voy a confesarte algo: odio los picnics... estar con vos era lo que valía. ¡Y me hace tan bien que me hayas aconsejado una vez más! No puedo decirte que he olvidado todo lo que aquí ha pasado, mi madre no va a volver y probablemente Ignacio tampoco. Todo está transcurriendo con una cotidianeidad que me asusta. Papá se niega a volver a mencionar a mamá y actúa como si jamás hubiera muerto, y Franco y Ana simplemente se ausentaron. Ana vive en la casa de Esteban prácticamente y están a punto de casarse (¿te acordás de él?) y Franco, bueno, en realidad no sé... tiene 16 años y está muy confundido... Y yo sólo tengo 20, pero me siento tan rara... me siento como debiste sentirte vos cuando decidiste volver a España, una descastada en mi propia casa. Espero que todo tome un curso distinto a partir de ahora.
Gracias por todo,

Nancy

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares