21.9.14

El relleno de papel

Día 3


Llego tarde, no me perfumé, la ropa que elegí fue casi al azar. Me sorprende verlo tan lindo y tener tantas ganas de estar con él con sólo observarlo desde lejos mientras subo las escaleras del subte hacia la calle. Él no se da cuenta que no vengo de la clase de alemán, pero me siento obligada a aclararle. No parece preocuparle y no se detiene a pensar en las causas. Todo se soluciona con un mentiroso 'me dio paja'. No lo cuestiona, me habla de otras cosas. Paulatinamente dejo de ser yo y comienzo a sentirme alguien más. Es agradable no ser nadie en particular por un rato. Me entretengo.

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Me comenta de su caja, del juego macabro de la competencia universitaria. Me habla de fijarse objetivos, de soportar las reglas, de sufrir pero porque se elige, de sacrificar placeres y desestimar el bienestar físico y emocional en contraste con EL gran deseo. No puedo negar que me hace acordar a vos. Me gustaba mas su discurso de hace unas semanas atrás.

'Sos terriblemente inteligente', pienso mientras lo escucho, 'pero te gusta tanto tener la razón que estas completamente cerrado a ver mas allá de tu mundo ya armado. Todo lo demás parece que no tiene sentido, que no existe'. Toda su incomprensión decanta en enojo y frustración. Le falta entender algunas cosas sobre amar, creo, pero seguro que tendría algunos argumentos para demostrarme que estoy equivocada ('Igual, realmente... ¿qué se yo de amar?').
Está tan obstinado con ganarme que empiezo a perder las ganas de hacerme escuchar. De a poco voy sintiendo que F. no quiere saber que pasa en mi cabeza y que a mí no me interesa que lo sepa.
Creo que un yo que está adentro de él y no ve, está herido y hiere. Me está hiriendo un poco a mí ahora, la hiere a ella.
¿Por qué la sabe tanto y no la llega a comprender, a amar simplemente lo que ve y lo que hay? ¿Por qué necesita pensar que en algún lado, en algún lugar, existe una naturaleza en ella que sí cumple con sus expectativas? X. es increíble incluso en su dolor, con su sensibilidad. Necesito abrazarla, pero lo abrazo a él. Me duermo.

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Estoy tranquila, mi cuerpo está relajado cuando abro los ojos y su cuerpo al lado mío es buena parte de la razón. En silencio le agradezco que no esté interesado en conocerme. Me toma de la cintura y me besa, y hay algo de verdad en todo eso. No me siento ignorada, no necesito nada más de él. Su breve compañía, su interés incompleto, su chit chat, todo es una unidad sin fallas. Me sorprendo a mí no esperando algo más, un todo, un arsenal de futuros recuerdos. Me sorprendo no intentando llenar un vacío. 'Gracias por no saber que estoy triste. Gracias por no preguntar. Gracias por quitar todo el innecesario peso'.
Tiene una manera de decir las cosas que me obliga a prestarle atención. No sé si es el timbre de su voz, su tono o algo más, pero mientras está acá, mi cabeza está con él. El tiempo pasa, me olvido de todo, de lo vacío y de lo profundo.

Pero finalmente, cuando se va, no sé cómo sentirme. Llevo toda la noche y la mañana olvidándome de mí, sintiéndome relajada en nuestras mutuas irrelevancias. Creo que no quiero volver a verlo en un buen tiempo, me da miedo el vacío, pero aún más me aterra la dependencia. Pienso en J.
Esto es definitivamente mejor, pero aún no es. Por suerte ya no espero que algo lo sea.

Todavía estoy adormecida, sin embargo, sentada inmóvil con la cabeza cada vez más inquieta, comienzo a no poder evitarme. Lentamente pero sin pausa, una sensación de incomodidad se va apoderando de mí. Mi mente no hace stops, pero estoy dispersa, no puedo concentrarme en ningún pensamiento concreto. La música que ayer me conmovía, hoy es simple pop. 'Pop, por Dios, qué mal suena'. Busco mis sentimientos en algún lugar, me siento lenta. 'Tengo que ir a Retiro urgente'. Pero de mí sólo sale mirar una pantalla, bajar la vista, pensar en el próximo café. Los imperativos de antaño pierden valor frente a la relevancia del momento.

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El día me encanta, se nota que es sábado. El sol impacta benévolamente sobre la gente que se pasea tranquila. Hasta parece como si las calles estuvieran en mejor estado, F. ya es una vaga memoria.

En mi camino hacia el subte una canción me hace acordar a vos:
'And do me a favour, and ask if you need some help! 
She said: do me a favour and stop flattering yourself!'

Mientras miro distraída los carteles en el andén, me empiezo a sentir un poco desconsiderada. P. logró causarme eso hace un par de noches. ¿No sé enojarme, no sé aferrarme a alguna estúpida razón? ¿Alguna vez tuve algo parecido al orgullo?
Me disperso nuevamente, esta vez con la imagen de un picnic en un parque. El día es perfecto para eso y no para confinarse en un micro durante al menos cuatro horas. Me preocupa un poco la idea del encierro.

En el vagón hay gente pidiendo, pero hoy no los veo ni me importan. Son, como todos los demás acá, parte del paisaje, parte del ritual cotidiano.
Le devuelvo un paquete de pañuelos a un chico que los vende, sin mirarlos a ninguno de los dos. Estoy haciendo considerables esfuerzos por concentrarme en mí, pero fallo.
Suena 505, subo el volumen, dudo que me pueda llegar a conmover.
Mucho menos a estremecer.

Me aparecen automáticamente imágenes de Alex, pero por mucho que piense en la vulnerabilidad de la que surgen sus palabras, no puedo ver más que una celebrity. Un ídolo completamente desvinculado de su cualidad humana. 'Pensé que ya había descubierto la magia de que estos tipos son pibes como cualquier otro, con inseguridades, sueños y banalidades pequeñas y sencillas'. Dios mío, no puedo creerme ese pensamiento, no, aunque me fuerce. 'La distancia provoca idealización o demonización, caricaturiza'. Por eso siempre me sentí a una considerable distancia tuya, supongo.
La gente que me acompaña en el vagón me da la sensación de ser aplastadoramente estándar. Los observo, intento extraerles algo de magia, pero no puedo adjuntarles un alma. Son todos iguales.

Mi profesor de guión cree que la gracia de escribir esta en meterse en mundos nuevos, ajenos a uno; pero reconoce que hay quienes opinan que cuanto más real la experiencia del escritor, más profundidad va a tener la obra y más verdad va a transmitir sobre la naturaleza humana. Yo soy de ese grupo.
Pienso en Marcheline, en Errol, en Victoria y en Santino. Son distintas versiones de mí, no un nuevo mundo, sólo el símbolo acabado, convertido en universo, una sustancia hecha forma.
'When I look at my life, I have to admit I've never been around a bunch of guns and violence, a helicopter crash, a political intrigue. But my life, from my point of view, has been full of drama. And one of the most exciting thing that's ever happened to me is actually connecting with another person'. 
¿Habrás visto alguna de las películas que te pase? ¿Que habrás pensado? Espero que no hayas visto solo una suma de falacias lógicas en ellas y sus argumentos. Pensar en esa posibilidad me produce una sensación amarga. Temo que fuera lo único que podría notar yo hoy si me dispusiera a verlas. Ayer Relatos Salvajes me pareció cien veces mas llana que la primera vez.

Compro el pasaje que sale en cinco minutos. Me cuesta hacerme entender con el vendedor, a ninguno le interesa ser parte de esa conversación.
Son las 11:59 cuando llego a la plataforma y veo a mi colectivo irse lentamente. Lo sigo, le hago señas. Pero en el fondo no me preocupa la idea de que se vaya, me da igual.
Sin embargo me ven, frenan, subo.
Apatía, incomodidad, no me siento ni siquiera preparada para que corten un boleto frente a mi.

Busco mi asiento, me acomodo. Ventanilla, al lado de una mujer embarazada que habla por teléfono. ¿Por qué siempre me tocan a mí? Me da muchísima claustrofobia estar compartiendo un lugar tan pequeño con alguien que pega alaridos intercambiando palabras vanas y necias. ¿Por qué la gente discute casi con pasión sobre tantas sandeces? Se calla, comienza a leer un libro enorme de autoayuda.
Creo que hoy la gente no me gusta en absoluto. Me siento forzada a compartir su pelotudez. Estoy de mal humor.

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Cierro los ojos, reclino el asiento. Me doy cuenta el sueño que tengo. Mientras se va apoderando de mí una sensación adormilada, suena Drawbar y es perfecto. Me voy pareciendo un poco más a mí.
Abro un poco los ojos. Pienso en el M. francés mientras comienzo a mirar por la ventana sin ver nada. El M. francés, esa belleza con ojos de gato y la r gutural, no quiso hablarme nunca mas. Le gusté, pero no le importé en lo mas mínimo. Me amargo y vuelvo a cerrar los ojos.

Amy me canta al oído: 'And although he's nothing in the scheme of my years, it just serves to bludgeon my futile tears. And I'm not use to this, no, no; I observe, yeah, I don't chase! So now I sit with consequences, thrust in my face. And the melodramas of my day deliver blows that surpass your rejection. It just goes to show a simple attraction that reflects right back to me. So I'm not as into you as I appear to be. And although my pride is not easily disturbed, you sent me flying when you kicked me to the curb. His message was brutal but the delivery was kind. Maybe if I get this down, I'll get it off my mind'. Pienso en la lista que me pidió P. y me doy cuenta que Amy Winehouse no puede faltar.

Duermo y me despierto intermitentemente durante todo el viaje. Llegar es una instancia confusa, nunca tuve mucha idea de como se llega a la Terminal de Rosario. Hay tipos limpiando parabrisas en las esquinas, varios me ven que los miro entre el sueño y el calor y me hacen señas y me gritan cosas. Los miro impasible, me importan poco.

Me bajo. Estoy terriblemente aturdida. Camino al baño veo a un niño pelirrojo en un cochecito. Me digo a mí misma que solo vi un niño cualquiera en un cochecito y estoy lejos de creerme. Me lavo la cara, una nena llora al lado mío y la miro, totalmente inexpresiva y fría. Mientras me miro al espejo, en la mente se me revuelven un montón de frases y recuerdos descontextuados que me van matando de a poco. En la semi-vigilia no puedo apartarlos y me torturan.

Una vez en el auto escucho a mi vieja repitiendo su discurso de siempre sobre el tránsito y el estado del pavimento. '¿Por que siempre hace lo mismo? Me siento como escuchando a la embarazada hablando por teléfono. Me cansa y me atonta'.

La cabeza no me deja en paz, vuelvo a sentirme mal en mí, vuelvo a no tener ganas de estar acá ni en ningún lado, ni ver a nadie. Estoy cansada de ser yo. El tiempo corre como acelerado por alguna fuerza extrena. Pasan alocadas las horas y mientras tanto, la imaginación me juega en contra. Abro el editor de texto, pero no puedo ni siquiera describir con palabras los escenarios que mi mente angustiada se imagina. Me siento amenazada otra vez, tal como cuando tenía 15 años.

Me detengo, lo pienso dos veces.
Sí, tal como cuando tenía 15 años.

Tal vez irme a dormir ayude.

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