24.5.10

Racontando y rallentando

11.10.08

- ¿Me querés?
- Sería imposible negarlo, creo, de hecho, que te amo.
Sentí mi cara arder hasta mis córneas y pude notar como mi pulso se aceleraba en la inquietud de saber su respuesta.
Tragué saliva, lo miré espantada. Tal vez había sido una mala idea. Sí, definitivamente lo había sido... 
Me miró y mis pulsaciones enloquecieron bajo mi piel, me miró y el nerviosismo ya se tornaba evidente entre los dos, me miró, me miró y sonrió mientras tomaba mi mano para besarla y acto seguido levantaba la cabeza para dejar ver sus ojos juguetones.
Nos reímos juntos mientras abruptamente dejaba mi mano y me besaba el cuello y reía con más ferocidad, y reíamos con más ferocidad.
No volvería a decir que lo amaba, estaba convencida, no lo haría así eso pagara todos los besos en el cuello del mundo.
- ¿Vamos? - se lo notaba relajado, casi risueño mientras se levantaba del sillón.
- Sí... - estaba embelesada con sus ojos celeste brillante y me dejaba conducir de aquí para allá sin réplicas, con devoción. Él me llevaba hacía donde quería, ahora, tal vez, a otro hueco entre la nieve, tal vez a otro negocio abandonado. Lo cierto es que ya no estábamos en casa.
- Llegamos... - mirada ausente, su casa sola.
Su casa sola por primera vez. Él y yo.

"¿Su casa sola por primera vez?" "¿Un te amo no correspondido?" 

Lo miré con determinación:

- Te amo - repetí mientras le tomaba la mano e intentaba abrazarlo.
- Te amo - su sonrisa de lado, un abrazo final y nos adentramos a su casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares