9.12.14

But even if you had it all, you would find you blow it all away


Imagínensela a Sabina con Franz. Imagínensela con todos sus amantes, rodeada por la levedad. Véanla sin Tomás, ¿quién diría que eso no es bueno para ella?
Piensen en los dilemas del no ser grave, en los dilemas de la abundancia, en los dilemas con peso de pluma. ¿Sabina elegía la levedad? ¿Sabina elegía no ser como Teresa?

Algún día Sabina fue Teresa, pero no estaba de acuerdo con ella misma. Teresa no se gustaba, Teresa (y lo sabemos bien) quería ser Sabina. Si algún día Teresa lo hubiese realmente logrado, hubiese reprogramado su esencia y se hubiera librado al hedonismo simple, al tenerlo todo... ¿hubiera sido feliz?

¿Ser Teresa será una necesidad ancestral? ¿Una manera de aferrarse a la supervivencia de la especie, a cierta paz de la mente en las estructuras que nos dan seguridad? ¿Podrá un solo individuo recoger para sí mismo sus más altos ideales, sus ideas más acabadas? ¿Cuál es el precio más alto a pagar: los otros o uno mismo? ¿La gravedad ajena o la propia liviandad?

Todos están mirando. Ninguno existe fuera de mí. Pero tal vez sea peor tenerlos adentro mío. Adentro mío, retándome, diciéndome que debería tener vergüenza, que estoy albergando una extraña enfermedad, una infelicidad encubierta, un cinismo con forma de libertad. "Tu indecencia nos envenena, que te salgas de tu molde nos confronta... Y vivimos adentro tuyo, no te olvides".

Déjenme. Yo no soy todos más de lo que soy yo. Quiero mi propia ilusión de individualidad. Quiero ahorcar la culpa. Hacerla desaparecer. Esos demás, pueden morirse. No son nadie.
Y yo, ahora sola, extraño un poco la gravedad, el sentido trascendente impreso en cada paso, un destino que se anuncia, una forma que le canta a la esencia de algo soñado, de algo predicho... Yo, ahora, sola, creo que sigo necesitando a Tomás (pero ya lo maté).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares