- Las mujeres retienen, los hombres sueltan (aunque nos cueste aceptarlo).
- Los hombres funcionan sobre la base de objetivos; las mujeres sobre la base de procesos.
- Los hombres olvidan; las mujeres recuerdan.
- Las mujeres son auditivas; los hombres, visuales.
- Las mujeres dejan de jugar a muy corta edad; los hombres nunca dejan de hacerlo.
- Las mujeres tienen todo mezclado en la cabeza; los hombres la tienen dividida en compartimientos.
- Los hombres no conversan de sus problemas sino hasta que los han solucionado; las mujeres necesitan conversar para solucionarlos.
- Los hombres necesitan (y quieren dar) soluciones; las mujeres, ser acogidas frente al conflicto (y podemos ponernos muy nerviosas sin en vez de sólo escucharnos nos intentan dar una solución).
- Las mujeres tienen pensamiento mágico (maldito Disney); los hombres son más realistas.
- Los hombres pueden estar sin hacer nada; las mujeres, no (¡entonces debo ser un hombre!).
- Las mujeres suelen tener más problemas con los mapas que los hombres.
- Los hombres se concentran en una sola cosa por vez; las mujeres son multifocales.
- Los hombres son más precisos y disfrutan más del presente (te diría que sólo disfrutan el presente).
- Los hombres necesitan sentirse admirados; las mujeres, necesarias (y únicas).
Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética. Milán Kundera
5.9.10
¡Viva la diferencia!
Conclusiones realizadas en el libro homónimo de Pilar Sordo y publicadas en la revista Nueva del día de la fecha.
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