El sábado, en esas noches de Rosario casi etéreas, que me confunden de tanto conocerlas y no poder creer que sigan existiendo, fui a tomar algo con Chuqui, y creo que arrimamos fácil, a las cuatro de la mañana.
Hoy, sin descanso previo, todo de corrido, me encontré a mí misma por tres horas frente a Ernesto estudiando física, debatiendo, hablando de cohetes y campos gravitacionales, así sin más, un poco en argentino, un poco en nicaragüense.
Y, a la noche, sin que nadie lo dictaminara, me veo a mí misma compartiendo nada más y nada menos que SEIS horas con Leo, Flor y Christopher, en el medio de una cena/café interminable (sólo apta para aquellos que decimos estar muy ocupados, que evadimos responsabilidades y que no aprendemos el valor de dormir de vez en cuando).
Sumemos horas de aquí y horas de allá, horas de cosas que no estaban demasiado planificadas, pero si lo hubieran estado, jamás habrían sido pensadas para durar. (Veamos sino: cuatro y tres y seis dan algo así como trece, lindo número)
Estamos hablando del tiempo inesperado, del tiempo robado a la nada y que por lo tanto se crea ante nosotros, lleno de la imprevisibilidad, a mí entender, esencia fundamental del hoy (que no siempre sabemos encontrar).
Es decir, tiempo. Tiempo que brota y que viene a dar sentido a muchas cosas. Trece horas que surgen, no sabemos bien de dónde, y completan las otras 83 horas inútiles de sábados, domingos y esas mierdas que llamamos lunes (lunes de micro, en mi vocabulario).
No sé muy bien a dónde voy con esto, pero no puedo evitar sorprenderme de esas eventualidades cotidianas, de mis días cada vez más interesantes llenos de horas inventadas, liberadas de alguna caja de Pandora que algún irresponsable abrió ante mis ojos.
Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética. Milán Kundera
Entradas populares
-
Boy, you draw me back in, hungry for your bad loving. But will someone find me swinging from the rafters from hanging on your every word...
-
Hoy me puse a pensar en el sentido que me representa. Y más allá de cuál sea el que tengo más desarrollado (que de hecho, creería que ningun...
-
Y es evidente que todo este tiempo estuve intentando hacer de tu ausencia un arte.
-
Eso pasa cuando no sabés si estás bien o estás mal, pasa cuando una sola cosa consume tu mente y ni siquiera en una parte recóndita de tu se...
-
Nunca pensé que fueras a ser eternamente joven. Los años estaban empezando a transcurrir en tu piel, poco a poco, disimuladamente, como si n...
-
Andrés, a la sombra de sí mismo. Una sonrisa, mirada al suelo, un leve balanceo. Tal vez una broma. Andrés in the spotlight, no se recon...
-
Se ve que no comparto el mismo código que la gente. Aunque no me cabe duda, yo soy la que programa en Java y todos los demás en Visual Basi...
-
Estoy en un período horrible, necesitaba descargarme, sí sí. Estoy angustiada, estresada, preocupada y sin respiro. Poli, I hate you.
-
Dicen que necesitamos una cuota de adrenalina para sentirnos felices, que las pequeñas victorias lucen como grandes batallas ganadas cuando ...
-
Mezclé "los genes" (digamos, las fotos) de todas las chicas del curso. Miren, quedó algo loco:
No hay comentarios:
Publicar un comentario