23.5.11

La rueda de la fortuna

Las cosas cambian.
Se mueven.

Muy rápido.

Yo no sé si está bien o está mal lo que me está pasando, lo que estoy haciendo, pero se siente distinto. Y es un distinto un poquito mejor. Más vertiginoso, más confuso, estoy desacostumbrada... pero mejor.

Me volví más voluble. Si en algún momento pasó alguien por mi cabeza en este último tiempo... no duró más que un beso y se fue. Se fue del todo y no volvió.

Parece que no me cuesta decir "no te quiero".

Y es que en realidad, si hablamos en serio... estoy jugando. No mucho, ni frenéticamente, ni mucho menos alocada. Pero es imposible que algo vuelva a ser tan serio como antes. Estoy segura.
Estoy teniendo actitudes mucho más sinceras, por otra parte. Si no quiero, no hablo, no miro, no sonrío. Todo me importa un poco menos... no porque alguna vez me haya importado antes, sino porque me saque la culpa. Sí, eso... ya no tengo culpa.

Y aún así, me es mucho más fácil hacer dieta. Comer bien,
sentirme bien,
vestirme como se me canta.

Y me gusto más. Me gusta mi pelo, mi ropa, mi indiferencia. Me gusta.
Y creo que en este momento, nadie me gusta más que yo.


Ni siquiera vos.
Es más, vos ya no sos un tema para hablar. Sos nada.
Un nada nada, una marquita ácida en una esquina arrugada. Una cagadita.

Buenos Aires me espera. Au revoir.

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