25.3.11

No sé bien, pero siento que tengo que pedirte perdón. Más que nada para que no nos lastimemos, porque viste que no somos de hablar mucho cuando algo realmente nos hace mal.
Entonces pensé en escribir acá, ¿por qué? Y bueno, especialmente porque no podría hablarte, no me da la cara, me agarra como una especie de vergüenza (no ajena, propia) y algo como un jamás-admitiré-mi-error. Pero más allá de mi orgullo, sé que me porté como una bitch en algunos aspectos, especialmente con vos.
Sí, con vos en particular... porque (y esto no es para eximirme) cuando miro la situación entera, no sé si estuve tan mal... tal vez si supieras los pormenores entenderías que estaba entre la espada y la pared (o no, no lo entenderías y está bien, no sos yo, supongo que ni siquiera le das tanta importancia a ciertas cosas que yo sí...).
Pero la cuestión es que entre vos y yo la cosa funcionó de una manera que no tenía que ser, especialmente porque sos mi amiga y lo que yo hice fue de... desconsiderada, digamos, por decirlo de algún modo.

También me gustaría que entiendas que mi decisión fue tomada pura y exclusivamente con la cabeza puesta en el laburo, y capaz que eso sea un defecto mío, no sé, pero es así.  No está bueno cuando todo se empieza a mezclar, como me pasó a mí en estos últimos días.
Y lo digo porque mi cabeza atentó contra mí, exactamente en ese momento en que no supe diferenciar una broma de la realidad y me saqué de quicio, me atajé con un manotazo de ahogado... y te dejé en el medio.

Y puntualmente por eso, te quiero pedir perdón. No sólo por el perdón en sí, sino para ver si me libero un poco del sentimiento de culpa que vengo cargando desde el martes al mediodía y que no me deja mirarte a la cara.

En fin, gut glück.

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