7.7.14

Mi alma solitaria está llena de miedo

Me atacaron los miedos de siempre, pero los estaba viviendo a través del miedo en sí. No era un poco de ansiedad o de angustia, sensaciones asfixiantes pero socialmente aceptables. Era terror.

Recorte de la escena final.
Unas escaleras vistas desde arriba, colores asfixiantes, la manta es casi una carpa y vos sos tan pequeña que no puedo creer que tus brazos sean suficientes para abrazarme.

Me despierto. Estás en la cocina, a unos metros de mí, tu cabello abultado comienza como una pirámide justo encima de tu nariz. Tu cara es mitad sonrisa roja, pero tal vez no seas vos, no podés ser vos.

Me despierto. La silla está vacía, el parquet es insoportablemente naranja y por suerte ya estoy acá, consciente de todo. Las líneas ya son rectas y el túnel está bien iluminado, no sé porqué están tan asustados, si nos caemos no pasa nada, las escaleras no dan al vacío.

Mi cabeza se tambalea, me despierto. Traés un té. El agua se va tiñiendo de a poco de un rojo corpóreo, pero sigue siendo agua. Me hacés una pregunta, y por suerte ya estoy acá, consciente de todo. Mi respuesta me sorprende cuando comienzo, suena tan apática y desentendida que me siento orgullosa de que sea mía por fin. Mi rostro se deforma en cuestión de segundos, mi sonrisa se torna enferma e infantil, las últimas palabras de mi oración pierden sentido con tu sonrisa de compasión. Soy una niña, 'los niños no saben lo que dicen, no le des importancia'. Y otra vez el ridículo se apodera de mis razones. ¿Cuándo nos convencimos de que no era real, de lo burdo de la sonrisa, de lo estúpido de la mirada?

Me despierto, él me mira. 'No te rías de mí, no me mires así, tengo frío'. Mamá, si me vas a tapar no te rías de lo que digo, no te rías con él. Tengo miedo. Los colores son muy fuertes, y las líneas me llevan a un camino que se abre al costado de la cama. Eso es porque la culpa y el ridículo son demasiado fuertes, controlá tus debilidades, no tiembles, no tiembles, no lo hagas mil veces. No tiembles que sino no vas a poder ver.

Por suerte, esta vez sí me despierto. ¿Qué había estado viendo? No lo sé, pero ese mundo definitivamente no era real, este sí lo es. Mirá, que corpóreos parecen y están aquí conmigo. Todo es tan recto y tan sólido, la manta es roja y tus ojos son miel. Él me mira apacible, no hay nada que temer en sus ojos negros. Puedo hasta deletrear en alemán, ¿cómo podría no estar bien? ¿Por qué aún se ríen de mí así, es tierna la imagen de la inconsciencia o los niños somos patéticos por igual? Quiero estar bien, lo estoy. Me miro al espejo, lo estoy. Mi sonrisa no es tonta, el espejo y yo estamos bien.

¿Qué hacen acá? Ya estoy bien, no se queden por mí, dejen de preocuparse que sino no voy a ser grande nunca. Ya crecí, mamá, dejá de ignorar mis argumentos. Sí, sé que si se van ya no voy a estar bien, como antes, sola otra vez. Sí, ya sé que no estoy bien todavía. Bueno, quédense, pero ya soy grande. Hablemos. No, no quiero dormir. Ya te dije que tengo miedo, los colores son muchos, tu sonrisa me hace mal. Dormir se duerme solo y a mucho riesgo. Mi corazón, tengo que saber que mi corazón sigue bien. ¿Cómo lo voy a saber si estoy dormida? No seas tonta, hay que estar bien para dormir.

¿Lo llamé? Sí, ya sé que sé que lo llamé. Quiero que vos me lo digas. Quiero ver tu cara cuando me digas que sí. Claro, un obituario, lo supuse. Pero mi ortografía sigue siendo buena, ¿sabías? Sí. ¿Cómo sé eso? '¿Ves?', le digo a él, 'otra vez vuelve a empezar el capítulo, otra vez me despierto y no estoy segura de que lo anterior haya sido real'. No quería que el capítulo nuevo empezara ahora. Quiero que el próximo capítulo sea más largo, por favor. Quiero salir, 'el frío hace bien'. No, decile que no se vaya, ¿y si no vuelve? ¿No te das cuenta que ahora ya no tengo poder sobre mi casa, que ahora estoy desprotegida? Es como si me robaran el bolso, es como si se hubiera llevado mi celular. Dámelo, es mío, es mío, es parte de mí. Seguridad, dame alguna seguridad.

La toma esta está cortada. Primero enfoco tu sonrisa, escaleras, dos sujetos con una torta en la mano, un payaso y la habitación vista desde arriba. Luego él, levemente de costado y yo, con la manta roja. Una montaña, frío. Parece una película de Wes Anderson. Es ridículo el brillo, es ridículo que estén todos tan felices, vos sabés que odio los payasos. Esa sonrisa no ayuda. En serio, el recorte final de la escena no debería verse a través de una frazada calada. No.

¿Vos en serio pensás que si te vas voy a dormir? Bueno, dejame sola, está bien, mamá. Total siempre te vas a trabajar temprano, antes que me despierte, y me das un beso en la frente pensando que no me di cuenta. Voy a intentarlo sólo porque él me está viendo y eso es lo que esperan de mí, ¿no?

Bueno, el blanco y negro también se puede disfrutar.

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