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Después de la mañana perezosa, habían decidido volver al lugar de la fiesta, en un último intento desesperado, a buscarla allí.
El salón todavía conservaba restos de la noche anterior, todavía podía respirarse el clima enfermizo y frenético de jóvenes bailando, pero a simple vista, estaba vacío y el silencio sabía a desolación
- ¿Dónde estás? – susurró audiblemente el más alto y atractivo de los varones del grupo, un joven castaño, no podía evitar la sensación de desasosiego, y no soportaría la idea de no volver a verla.
- Deberíamos llamar a su madre – la joven que lo pronunció sintió en su espalda una ráfaga que la paralizó. Sus amigos la miraron duramente.
- Hagamos un último intento antes – le respondió un joven de baja estatura y ojos claros.
Comenzaron a caminar en lo que parecía la porción privada de playa de la casa quinta, a cada paso revivían esa noche, con cada pisada en la arena descubrían sus propios pasos, casi borrados, que describían círculos confusos en derredor. La única mujer del grupo se sintió avergonzada, casi humillada ante una imaginaria mirada de reproche, al descubrir sus pisadas junto a varias botellas rotas.
Se detuvo. ¿Qué había hecho ella esa noche? ¿Saberlo los ayudaría a encontrarla? Caviló en busca de respuestas pero por su mente sólo pasaron imágenes difusas, risas estridentes, caricias de desconocidos, ella misma bebiendo de una botella, ella con alguien de quién no podía recordar su rostro. ¿Qué había sucedido?
- ¿Te pasa algo? – su novio, el varón de ojos claros la miró sorprendido
- No…
- Vamos a encontrarla, no pudo haberse ido muy lejos
- Ella no quería venir – su garganta se fue cerrando a medida que caía en la cuenta de esto y derramaba un par de lágrimas – la trajimos a rastras –
- Pensamos que sería mejor para ella olvidar a… de una vez por todas, olvidarlo – acotó el tercero, su mirada se hallaba perdida y en su interior estaba más revolucionado aún que su amiga, el miedo lo embargaba y temía jamás poder decirle a ella, a ella que había desaparecido de la nada, cuanto la amaba.
Y mientras vagaba en sus pensamientos, en el recuerdo ínfimo que copaba su mente de la última mirada, perdida y aún enamorada de la mujer que había amado en secreto por años, su amiga tuvo un rapto de furia. No podía soportarse en su cuerpo, no podía soportarse en su culpa, en el infinito remordimiento de no recordar lo que hacía durante las noches de descontrol, cuando sus pupilas se dilataban con el compás de la música y se rompía su pacto tácito de fidelidad, cuando el alcohol embriagaba su mente y la llevaba por caminos más atrevidos.
Gritó, gritó con furia, gritó con impotencia. Tomó una de las botellas que se hallaban tiradas y ajadas en el piso y la hizo añicos contra una piedra. Miró a su novio y a su amigo con lágrimas en los ojos y sin poder contener su mundo comenzó a llorar mientras se derrumbaba en la arena.
- ¿Qué tal mal estaba ella…?- el novio de la joven la miró con pena mientras hablaba con su amigo – Quiero decir… ¿qué tanto había bebido ella y…? – no se atrevió a pronunciar el nombre de su amiga.
- La última vez que las vi, estaban por aquí, sentadas, tu novia, bueno…- se detuvo, con un rictus impaciente, y prosiguió – tu novia estaba siendo seducida por un extraño, mientras que a su lado sentada, un tanto bebida y con la mirada perdida estaba… -
- Sí, entiendo – contestó secamente y decidido avanzó, tomó a su novia del brazo y la calmó en su llanto. Ella lo miró desquiciada pero no pudo resistirse, le faltaban fuerzas.
- Por favor, necesitamos saber… ¿cuándo fue la última vez que la viste?
Vos sabes que a mi me gusta... Ahora la estan buscando xDDDDDD D8 xD
ResponderEliminarWow, que deducciones tan brillantes lsa tuyas majo jaja
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