29.10.12

Falling one by one

Estar con vos es como sumirse en un estado de ebriedad constante.
Se difuminan los bordes y la gente que antes se veía tan nítida y amenazante se convierte en una mancha en el pavimento, haces borrosos de un paisaje del que ya no somos parte, bailarines de fondo de nuestra plataforma andante, de las cuadras que se suceden una tras otra a nuestras espaldas.
La noche no existe y las luces asfixiadas de los faroles de las esquinas se paran sólo a iluminar tu rostro, e iluminar el mío para vos, para que nos veamos cara a cara, nariz a nariz, y no nos importe (porque en realidad no necesitamos vernos para sabernos uno frente al otro, mordiendo nuestros labios y tomándonos del pelo).
Las palabras y los besos atraviesan su cauce impasible, dejando para otro día el peso de su significado en nuestros oídos y nuestra piel. Tu mano busca entrelazarse con la mía y me mirás como nunca antes mientras me abrazás tan fuerte que olvido a quienes me hubieron abrazado antes tan fácilmente como me resulta tomarte de la mano y responderte en el abrazo, aferrándome a tu cuello y dejando mi cabeza caer sobre tu hombro.

Estar con vos es estar ebria, es estar intoxicada de tu ternura e inocencia y en el fondo saber que estamos viajando en un mar de ilusiones efímeras,
ilusiones que se dispersarán unas horas después de que la última gota haya hecho efecto. Y entonces,
recién entonces y con todas mis fuerzas,
te extraño, sobria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares