5.8.10

Echoed Words

 Si tan solo pudiera verme desde la ventana... Yo estoy abajo, él, tan arriba que duele. Es blanco, tiene algo de marrón y mucha austeridad en los ojos.

Por un momento...

Me mira, ¡el ave me mira! Le hago una leve reverencia, y vuelve a ignorarme, tal vez no me haya expresado bien, tal vez no le interese mi compañía. ¡Quién sabe! Pero hoy me miró y estoy feliz.
Volviendo a casa pensé que quien pudiera domar un águila podría dominar el mundo. Tal vez sea yo, tal vez no importe quien sea dominante o dominado, juntos podríamos hacerlo.

Hacía ya dos meses que la veía reponsando en el alfeizar de la ventana del segundo piso de mi escuela, justo del lado de mi aula, aunque sorprendentemente parecía ser yo el único que lo percibía. Tal vez a nadie le interesaba demasiado... en una escuela privada para niños superdotados, era lógico que todos estuvieran sedados, abstraídos, indolentes.
Pero yo no. Parecí siempre ser el único distinto, más natural y más intrépido y curioso que los demás. De hecho, no logro comprender porqué estoy allí, si no soy como ellos, si sus clases me aburren, si sólo sé hacer garabatos en las hojas y mirar al águila.

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