De reojo, casi ciega entre una luz tenue de velas y el proyector insoportable de un escenario lejano. Estabas ahí.
Sonrisa de costado, el ruido estruendoso de una broma y otro vaso de tequila.
La luz insoportable que se apagaba y el antro que desaparecía en un mar de gente silenciosa que se dirigía a la noche;
y vos al fondo.
Y yo, petrificada en el rincón penoso de un sillón casi desarmado mientras vos allí al frente te tocabas la barbilla y mirabas a tu alrededor.
Ese instante de verme, mirarme, decir muchísimas cosas, cosas que jamás te atreverías a pronunciar.
Tu intento de disimulo y mi tambaleo interno junto con ese “basta” y mis pasos mareados entre la penumbra.
Después no sé muy bien, pero algún gesto de indiferencia tuyo fue demasiado para mí y me fui.
Me fui, prendí un cigarrillo que jamás llegaría a fumar y dejé que el viento me despabilara, que me golpeara el rostro y atravesara mi cabeza plagada de vos.
Otra vez esa sensación caliente en el hombro, en el aire tras de mí,
como en otra vida,
igual a la mía,
en otro tiempo,
en un sueño.
como en otra vida,
igual a la mía,
en otro tiempo,
en un sueño.
Te sonreí con ese miedo de esperar una respuesta y me sonreíste jovial y despreocupado, como si no me conocieras. Mis labios resecos y mi garganta áspera te supieron esperar con ese escozor frío del terror (de analizar cada gesto, de aguardar cada respuesta, de que jamás llegue).
Y sin embargo:
- Es una cagada el antro hoy.
(Latidos de mi corazón y tal vez más de mi cerebro buscando la mejor respuesta).
- Sí, levantaron carpa temprano.
Chasqueaste la lengua con fastidio e hiciste una de tus muecas, muy propia de un ebrio, antes de volver a hablarme.
- Pero además, todo fue una cagada. Las minas… muy… frías.
Luego de un gesto de asco remontaste una sonrisa provocadora y tal vez un poco más amarilla que antaño, mi corazón se salía.
- Y los tipos muy superficiales.
- Ojito vos, nena. ¿Eh?
Simulaste estar ofendido, en uno de esos juegos inútiles de los que nunca te cansás, pero no aguantaste. Empezaste a reírte a carcajadas mientras me decías:
- Una rara pareja, vos y yo.
Me encantó Euge... (Paulin, obviamente.. Vera no es tan gay como para escribir 'Me encantó Euge')
ResponderEliminarZarpado, :D yo todavía no me puedo poner a escribir.
ResponderEliminarGracias chicas y Vera(?)
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