Es mi situación una desolación, soy como un lamento, lamento boliviano, que un día empezó, y no va a terminar. Y a nadie hace daño.
Y hoy estoy aquí, borracho y loco, y mi corazón idiota, siempre brillará. Y yo te amaré, te amaré por siempre...!
Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética. Milán Kundera
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