Remembering ~

I

Estaba descansando de la fiesta. Me había aturdido del bullicio y de la música y mis pies dentro de sus zapatos pedían clemencia. Así que me había dispuesto a salir silenciosamente por la gran puerta de vidrio del fondo y, habiéndome sacado mis zapatos de taco alto había empezado a caminar por la arena de aquella playa pequeña y ventosa. No sentía más que mi respiración agitada en el medio de aquella noche de verano y mis pasos eran acompañados por un débil susurro del mar que me seguía poco a poco, chocando cada tanto con alguna roca.

Nunca había sido tan feliz estando sola… no necesitaba de aquel clima enfermizo de gente desconocida bailando descontrolada y bebiendo hasta la inconciencia. Era todo tan hermoso allí afuera…
Esperaba que mis amigos me encontraran luego, y si no lo hacían sabía que nada me separaba del infinito y del tiempo eterno, y que podría pasar toda mi vida allí, entre el mar y la nada.
Me senté sobre una roca y me libré a mis pensamientos mientras miraba el mar y sentía un escozor frío acariciarme el hombro.

De repente, mientras estaba muy concentrada en las nubes de lluvia que habían empezado a formarse sentí que la brisa del mar se confundía en mi espalda con un aire cálido y supuse la presencia de alguien más en esa playa.
Volteé para ver quién aguardaba a mis espaldas y divisé su figura. ¿Qué hacía allí?
- ¿Estás aburrida?
Escuché su voz apagada y de mí renació el odio que había sentido la noche en que después de llantos y negaciones lo había dado por muerto.
- No.
Le contesté secamente y volví a mirar al mar, ya no se sentía tan confortable como antes. Sentí cómo su cuerpo se acercaba al mío y con un escalofrío percibí su mano queriendo rozar la mía. Miles de recuerdos poblaron mi mente, hasta hacía un rato tranquila, y lentamente dejé que se fueran, mientras volvía a mirarlo, pero esta vez con malicia y retiraba la mano.
- Hola
- Hola
- ¿Qué estabas haciendo acá sola?
- ¿Qué estabas haciendo vos? Si ni siquiera te vi en la fiesta.
- ¿Qué fiesta?
Puse los ojos en blanco… él estaba en su mundo como siempre. No tenía ganas de prolongar esto. Verlo me hacía mal, y a su vez me había hecho tanta falta. Ya casi no podía recordar cuando había sido la última vez que un recuerdo había pasado por mi cabeza antes que esta noche… mi cabeza ya había dejado de recordarlo tal y como era y se había dedicado a crearle miles de caras, miles de personalidades… me había hecho creer en cada noche y en cada sueño que era él quien volvía a por mí. Pero cada mañana sentía yo ese sabor amargo de la realidad y poco a poco procuraba olvidar. Era una vuelta a cero todos los días desde hacía un año. Y ahora estaba aquí, sentado a mi lado, con el mundo separándonos. Ya no nos conocíamos, ya no me interesaba volver a enviciarme en su mundo, su desquiciado mundo. No quería que él me obligara a mantener una charla normal, como si jamás nada hubiera pasado.
- ¿Qué fiesta? – sus ojos gigantes estaban ávidos. Me dolió darme cuenta que seguía siendo hermoso.
- La de más allá… - señalé con la vista hacia la casa quinta que estaba a punto de explotar. Desde todos esos metros de distancia podían verse las luces, escucharse la música y hasta percibirse algunas voces.
- Ah… - se recostó sobre la roca y dejó que el viento peinara su cabello. Parecía despreocupado. En su mundo no debía deberme nada.
Me quedé callada y evité mirarlo, pero aún así mi mente no dejó de trabajar a mil por hora pensando una y otra vez en esas semanas fatídicas que habían cambiado mi vida para siempre mientras intentaba desentrañar el marco de irrealidad dentro de esa historia tan innegable. Tan mía.